Érase una vez la biblioteca de nuestro cole S.Luis y S.Ildefonso de Montilla. Es una biblioteca llena de sueños que un día descubrió que tenía esta pequeña ventanita para crear, soñar, aprender, leer, leer y volver a leer...
“Partir de las palabras, confrontarlas entre sí, para extraer sugerencias fantásticas y construir historias; hacer hablar a la lengua, escucharla con paciencia”
G.Rodari
Mosi en el Jardín de las Palabras
miércoles, 23 de abril de 2014
CELEBRAMOS EL DÍA DEL LIBRO.
DÍA DEL LIBRO con PLATERO on PhotoPeach ¡¡GRACIAS A TOD@S POR PARTICIPAR!!
Platero y Yo, cuántos recuerdos me trae este libro. Me lo regaló mi tía Nati cuando tenía siete años. Una edición preciosa: encuadernado en pastas duras con lino blanco, con papel de cebolla delante de cada ilustración... Lo guardaba como una joya y lo leía como el mapa de un tesoro, descubriendo cada vez algo nuevo. Me aprendí de memoria la descripción de Platero y disfrutaba recitándola en el salón de mi casa. Claro está que no todo lo entendía, porque era poesía y la poesía a veces se hace difícil, sobre todo cuando tienes siete años. Pero Juan Ramón era tan listo que hizo que un libro para adultos pudieran leerlo también los niños, ya que hablaba de cosas que conocíamos, que podíamos encontrarlas justo ahí, al otro lado de la puerta, tras la ventana, en el patio o dos calles más abajo. Años más tarde descubrí otros matices que no vi con los ojos de niña, como la tristeza y la nostalgia, pero eso lo convirtió en algo aún más bello. Hoy no conservo ese libro, se lo presté a mi amiga Cleo y ya lo perdí. Bueno, pensándolo mejor, sólo dejó de estar en mis manos no se perdió, pasó a otras manos y, ¿quién sabe?, puede que a otras y después a otras, cumpliendo su labor de libro. Porque los libros leídos, al igual que las personas que se han querido, seguirán vivos en tu corazón. A mi tía Nati. Lola Velázquez
Platero y Yo, cuántos recuerdos me trae este libro. Me lo regaló mi tía Nati cuando tenía siete años. Una edición preciosa: encuadernado en pastas duras con lino blanco, con papel de cebolla delante de cada ilustración... Lo guardaba como una joya y lo leía como el mapa de un tesoro, descubriendo cada vez algo nuevo. Me aprendí de memoria la descripción de Platero y disfrutaba recitándola en el salón de mi casa. Claro está que no todo lo entendía, porque era poesía y la poesía a veces se hace difícil, sobre todo cuando tienes siete años. Pero Juan Ramón era tan listo que hizo que un libro para adultos pudieran leerlo también los niños, ya que hablaba de cosas que conocíamos, que podíamos encontrarlas justo ahí, al otro lado de la puerta, tras la ventana, en el patio o dos calles más abajo. Años más tarde descubrí otros matices que no vi con los ojos de niña, como la tristeza y la nostalgia, pero eso lo convirtió en algo aún más bello.
ResponderEliminarHoy no conservo ese libro, se lo presté a mi amiga Cleo y ya lo perdí. Bueno, pensándolo mejor, sólo dejó de estar en mis manos no se perdió, pasó a otras manos y, ¿quién sabe?, puede que a otras y después a otras, cumpliendo su labor de libro. Porque los libros leídos, al igual que las personas que se han querido, seguirán vivos en tu corazón.
A mi tía Nati.
Lola Velázquez