“Dios
decidió venir a darse una vuelta por Montilla y caminando por el centro de la
ciudad se percató que una de sus sandalias se había roto, entró a una zapatería
y pidió que se la arreglaran.
El dueño del establecimiento la reparó
rápidamente y concluida su tarea le indicó que le debía 10 euros, a lo que Dios
sorprendido le contestó: “No tengo dinero, pero no te preocupes, yo soy Dios y
te puedo realizar el milagro que tú desees”.
El hombre titubeó incrédulo, pero
al fin y al cabo con la esperanza de realizar sus sueños le comentó: “Mira,
pues si de verdad eres Dios, y tomando en cuenta mi crisis económica, debido a
la última devaluación, te pido que me concedas un millón de euros”.
Dios
gustosamente accedió con una condición:
“Con gusto te concedo lo que me pides,
siempre y cuando me des algo valioso a cambio”. “¿Cómo qué?”, contestó nuestro
personaje. “Tus piernas por ejemplo”, le dijo Dios. “¡Imposible! No te las daría
ni por 10 millones de euros.” “Entonces si no quieres darme tus piernas, dame
tus brazos”, le replicó Dios, y con más fuerza protestó el hombre: “¡Ni por 20
millones de euros!” Finalmente Dios agregó: “Si no deseas darme tus piernas ni
tus brazos, dame pues tus ojos”. “Con todo respeto, Señor, ni por todo el
dinero del mundo te los daría.”
A lo que Dios replicó: “¿Te has dado cuenta
todo lo que vales?, eres una obra magistral, que todo el oro del mundo no
podría comprar, no permitas que una devaluación económica devalúe tu espíritu,
yo te lo he dado todo a cambio de nada”.
Así personas con dignidad no debemos
permitir que las adversidades económicas, sociales y políticas aniquilen
nuestra autoestima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario